Simplemente escúchate, no intentes hacer otra cosa en toda tu vida que escucharte.
Aprende a escucharte, explora tu dialéctica, habla, se consciente de lo que te sobra. Que me sobra? De que me tengo que vaciar?
Que me intenta enseñar este gran cosmos, que me intenta decir a través de sus señales...
Desacostúmbrate, no te dejes llevar por lo que tu yo más mental quiera, necesitamos empoderarnos y ser resolutivos con lo que nos pase, siempre mirando como hace nuestro querido Ermitaño, el interior....esa luz que alumbra y que parece en esencia tenue porque no la sabemos reconocer.
Reconozco de donde soy?
Me reconozco? Mi esencia es mía? Mi nombre es mío?
Y de ahí pasamos a la siguiente pregunta, quien soy?
Todas y cada una de las cuestiones llevan a un punto,ese gran punto llamado Muerte.
La muerte que no nos molestamos a ver, aprender de ella, de lo que nos tocará, la muerte desconocida, temida y odiada por el gran ignorante.
Esa ignorancia primordial, de donde todo parte, de donde partimos , que no reconocemos , que nos olvidamos y a la que muchos no quieren retornar, nos enseña a volver a ser quien realmente somos.
Si queremos podemos variarla, podemos desprendernos, pero para ello hay que reconocerla/ reconocerte.
Tu yo hará todo lo posible para que la mente racional gane, hará todo lo que tenga que hacer para que caigas en el abismo del no cambio, para que te acostumbres.
Quedarte enganchado en cuestiones tan elementales como las que tú yo te dice, eso es lo coherente?
Quieres eso para ti? Y porqué no lo cambias?
Porqué no eres lógico contigo mismo...? Se integro! Eso es lo que tu más íntima esencia quiere y te lo gritará hasta que te mueras , mientras que tú dejas que gane el terreno el yo haciéndote perder por las sombras.
Pretendamos ser mucho más de lo que el yo quiera, pretende ir más allá, te suena de algo? más allá...
Y la muerte entra otra vez en acto de presencia, su sabiduría recorre cada uno de nuestros pasos, nos envuelve, nos rodea.
Rompe los paradigmas establecidos que tanto te han grabado a fuego y que los llevas a cabo todos los días sin esfuerzo alguno, desintegralos y crea tus propios mitos y luego vacíate de todo lo que has creado, no te pertenece. No te apropies absolutamente de nada, no tienes derecho a hacerlo. No te des derecho a llenarte hasta perderte, eso te confunde hace que te olvides.
Concluyo con esto que en todo presente, pasado y futuro, aquí o en otras existencias, siempre te toparás con la misma puerta, ¿estas dispuesta/o a cruzarla?